Seguidores del paredón

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miércoles, 24 de agosto de 2011

Nelson Bocaranda, el confidente de José Vicente Rangel

A propósito de la razzia que realizó Diosdado Cabello en la radio venezolana, cuando desde Conatel "sacó del aire" unas 35 emisoras de radio, lo cual dio al traste con el Circuito Belfort, los ejecutivos de Unión Radio se pusieron en movimiento.  Ante la imposibilidad de llegar a Cabello, los radiodifusores Antonio Serfati Filiberto y  Enrique Cuzco, hijo, visitaron a José Vicente Rangel. 

Convencidos de que se la comían e impresionarían al intrigante  consentido de la revolución, pusieron sobre la mesa las cabezas de Nelson Bocaranda y Martha Colomina. Es decir, se comprometieron con sacar sus programas del monopolio radioeléctrico que regentan.

La sorpresa fue cuando Rangel Vale tomó un pequeño celular entre sus manos, marcó un asterisco y en segundos decía: “Nelson, aquí están Serfati y Cuzco. Están poniendo tu cabeza en el escritorio. Que conste, no son cosas mías...Bueno después hablamos”.  En pocas palabras, Bocaranda y Rangel siempre han sido confidentes. Esto explica porque jamás usted podrá leer ni una sola línea negativa sobre José Vicente y su entorno en la historia de los Runrunes de Bocaranda. Lo que sí ha hecho Nelsito es utilizar sus espacios en radio y prensa escrita para destruir a todo al que Rangel le ponga el ojo. Sea o no sea chavista.
Asimismo, el propio Rangel,  Marciano, Gotas de Cianuro y quien sabe cuánto seudónimos más de José Vicente siempre se han alimentado de los chismes de Bocaranda en relación con los movimientos, contentos y descontentos de la oposición.

Pero ¿quién es Nelson Bocaranda Sardi?; ¿a qué intereses responde?; ¿cuáles fueron sus orígenes?; ¿por qué detesta a las clases populares?

En el comienzo del gobierno del presidente Chávez, Bocaranda, siguiendo los lineamientos de sus patrones (la CIA y la Organización Cisneros), y, ahora entendemos de la mano de José Vicente Rangel,  al igual que Napoleón Bravo, Oscar Yanes y otros más, obtuvo  prebendas del Estado, como hizo siempre en los gobiernos de AD y Copei.

En las primeras de cambio, logró que el Banco Industrial de Venezuela le otorgara en extrañas circunstancias (en los tiempos del traidor Fernando Álvarez Paz) un crédito con el que adquirió la mayoría de las acciones de la Revista P&M. Hasta ese momento, el insípido periodistucho cuidaba los detalles y eras incapaz de escribir una sola infamia contra el gobierno.

Sin embargo, cuando los directivos del BIV lo llamaron a capítulo para que pagara las cuotas del préstamo otorgado, Bocaranda empezó su carrera desenfadada de infamias. Por supuesto, se sumó a la conspiración de manera inmediata, como BUEN MAYORDOMO DE CISNEROS. Y en su caso particular, además de responder a sus patrones políticos, más que nadie rogaba porque el gobierno cayera pronto. ¿Su principal interés? No pagar los reales que le debía al Industrial.

El origen de los desboques palangristas de Bocaranda se encuentra simplemente en su condición de maula irredento. Lo cierto es que nunca pagó. Para evitar ser demandado por el banco, vendió sus acciones en la mencionada publicación con ese pasivo a cuesta, el cual tuvieron que cancelar los nuevos dueños de la editora respectiva.

El caso de Bocaranda es patético. Es un sujeto (él no es un individuo) venido a menos que se niega a desaparecer de la escena pública, A PESAR DE QUE CISNEROS LE DA ALGUNAS PROPINAS DE VEZ EN CUANDO. Es una figura publicitariamente acabada, porque en vez de ser un periodista PROFESIONAL siempre se destacó por ser un mal vendedor de comerciales. Ya ningún anunciante serio utiliza su toche imagen, MENOS AÚN SU AFLAUTADA y disonante voz para promocionar algún producto.

BOCARANDA ES UN FRACASADO CON INFULAS DE INTELECTUAL. Los pocos anunciantes que aún lo patrocinan lo hacen cohesionados por los chantajes que pone en práctica desde ASESORAC (Asesoramiento Empresarial en Comunicaciones Corporativas) empresa que jefatura junto al también fracasado ex periodista adeco Vezga Godoy. Su lema, lo hemos dicho, es muy simple: "VEZGA TE LAVA DEL LODO QUE NELSON TE ECHA", es palangrismo puro y duro.

Bocaranda se licenció como presunto periodista en la primera promoción de comunicadores sociales que graduó la UCAB en 1965. Siendo aún estudiante se llevó el micrófono a la boca por primera vez en la extinta Radio Aeropuerto, en 1962, oportunidad que le debe al fallecido radiodifusor  Luis Hernández Solís.

De origen campesino, del cual reniega, su amor y compromiso con la bandera estadounidense se remontan a los cursillos que realizó en Syracuse University y en New Yorck School of Social Research, allá por 1967. Claro, la jaladera de bolas a los gringos la comenzó acá en La Floresta, donde funcionaba la Embajada del Imperio.

Esas cualidades pro yanquis y su encanto de pequeño burgués le valieron que Rafael Antonio Caldera, en su primer gobierno, lo nombrara Director de la Oficina de Turismo e información de Venezuela en EE UU. Luego, Carlos Andrés Pérez, también en su primer periodo de desastre presidencial, lo designó Consejero de Prensa en la Misión de Venezuela ante las Naciones Unidas. Dichos cargos los desempeñó entre 1971 y 1977, años en los que fue reclutado por la CIA, credencial que lo apuntaló en la confianza de la Organización Diego Cisneros, donde presta servicios desde hace más de 40 años.

En sus tiempos de funcionario del servicio exterior en Nueva York, Nelsito era famoso por sus pintas de pequeño burgués amanerado, siempre con unos pantaloncitos de cuero fruncidos se tongoneaba por los pasillos del consulado en la gran manzana. Como bien a relatado la compatriota Rosalia del Prado, a Bocaranda: "Le duele su extracción social, lo atormenta la precarización y pobreza de parte de su familia, justamente precaria y extrema por la misma falta de solidaridad y del sentido mismo de familia, especialmente de él. Tiene pesadillas con sus familiares de 1º y 2º grado que viven en el hermoso oeste de Caracas, en la querida –para mí- Parroquia Sucre, es que escribe como si fuese un horror que los funcionarios de Gobierno sean de extracción popular".

Ese renegar de su origen le genera un grado extremo de disociación sicótica que lo impulsa a las vilezas más terribles. Igual embiste contra funcionarios del Gobierno que contra sus propios familiares. Pero lo que mejor define a Bocaranda es la falta de escrúpulos, no se sabe cuando los perdió o si alguna vez los tuvo, pero lo cierto es que en esa frustración del fracasado que se siente abandonado por su amo y mentor (Mr Cisneros) ha llegado a romper los límites mínimos del código de los hampones de la pluma, al punto de llegar a utilizar una fundación de su señora esposa como fachada para trasegar el cobro de sus extorsiones periodísticas. Una "fundación" que queda en el edificio Ele, ubicado en la avenida Río de Janeiro de Las Mercedes.

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